El espacio para redes sociales en Rusia se va achicando a velocidades de vértigo. Ayer, 11 de marzo, el Kremlin anunció el bloqueo de Instagram, que se completará el próximo lunes y que se une a los cierres anunciados la semana pasada de Facebook y Twitter. La desaparición de la ‘app’ fotográfica propiedad de Mark Zuckerberg, la tercera más empleada por los rusos, deja a YouTube como única gran herramienta social disponible en el Estado. Incluso la china TikTok anunció hace unos días que reducía enormemente sus funcionalidades en Rusia con el fin de proteger a los propios internautas de la persecución del Kremlin.
Consultado por ABC, Ferrán Lalueza, experto en redes sociales y profesor de Comunicación de la Universidad Oberta de Cataluña, apunta que Putin es un «líder imprevisible» y que no le sorprendería que YouTube compartiese el destino de las herramientas de Mark Zuckerberg en el futuro inmediato: «YouTube y Google, que pertenecen a la misma empresa, pueden ser los siguientes en caer.
Entre otras cosas porque están empezando a adoptar medidas muy restrictivas para imposibilitar que los medios propagandísticos que dependen directamente del Kremlin tengan sus plataformas en el sitio de vídeos».
Y es que, al igual que Facebook y Twitter -y tantísimas otras tecnológicas-, Google y YouTube también han impulsado medidas destinadas a castigar al gobierno de Putin en la Red. Después de cerrar y desmonetizar el contenido de medios estatales como Russia Today y Sputnik en Europa, el sitio de vídeos anunció ayer su decisión de bloquear el acceso en todo el mundo a los canales asociados con los medios financiados por el estado ruso. Precisamente, esa fue la razón que esgrimió el Roskomnadzor, encargado de supervisar las telecomunicaciones en Rusia, para justificar el cierre de Facebook la semana pasada.